El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que aumenta constantemente: se estima que el número de personas con demencia se triplicará durante las próximas tres décadas, lo que se traducirá en enormes costes sanitarios y sociales. Por ello, reducir el riesgo de esta enfermedad se está convirtiendo en una verdadera prioridad.
La investigación científica ha logrado avances significativos en el frente de la prevención. ¿Quiere descubrir cuál es el potencial tratamiento Alzheimer? ¡No deje de leer!
Prevención y factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer
Por el lado de la prevención, hay una serie de estudios muy interesantes: se estima que hasta un 35% de los casos de Alzheimer se pueden reducir gracias a la intervención de factores modificables, sobre los que se puede actuar lo antes posible cambiando el estilo de vida de uno. Específicamente, estarían involucrados 7 factores importantes:
- Un bajo nivel educativo
- Obesidad
- Diabetes
- Hipertensión
- Humo
- Depresión
- Inactividad física.
Por tanto, la prevención se divide en dos categorías principales: primaria y secundaria. Las intervenciones de prevención primaria actúan sobre los sujetos antes de la aparición de los síntomas, mientras que la secundaria se centra en los pacientes considerados de alto riesgo o en los que el proceso neurodegenerativo de la enfermedad ya está en marcha.
Recientemente, los estudios científicos se han centrado en esta innovadora y significativa área de investigación, mostrando cómo algunas intervenciones pueden mejorar la salud cognitiva y cerebral de las personas mayores.
Enfermedad de Alzheimer: ¿Cómo se diagnostica?
La variabilidad de los síntomas relacionados con el Alzheimer a menudo significa que hay un retraso en el diagnóstico y, por lo tanto, una falta de oportunidad de las medidas terapéuticas. Hoy, sin embargo, existen varias herramientas de diagnóstico para identificar a los sujetos de alto riesgo desde el principio.
De hecho, las investigaciones radiológicas se utilizan para determinar la presencia o ausencia de acumulaciones de una proteína particular, beta-amiloide, que se encuentran en el cerebro de los pacientes con Alzheimer. Si el resultado de la investigación de la PET (acrónimo de tomografía por emisión de positrones) es negativo, se puede decir, con gran probabilidad, que no se está en presencia de Alzheimer, mientras que en el caso de la positividad podría tratarse como otras patologías neurológicas que se conocerán más adelante.
¿En qué grupo de edad tiene sentido hacer estos análisis?
Seguramente entre los 50-70 años. Además de que la probabilidad de encontrar una PET positiva es muy alta, independientemente de tener síntomas o no. En realidad, el amiloide tiende a acumularse en el cerebro 20-25 años antes del inicio de los síntomas.
Sin embargo, la PET para detectar la presencia de amiloide es solo uno de los pasos. El análisis de diagnóstico incluye un cuadro mucho más amplio y complejo, a saber: una evaluación clínica cuidadosa del paciente, la recopilación de la historia clínica, una evaluación neuropsicológica muy refinada e imágenes de resonancia magnética para el volumen del hipocampo.
Prevención de la enfermedad de Alzheimer: 4 consejos para la salud del cerebro
Entonces, ¿es posible intentar prevenir el Alzheimer y otras demencias? Por supuesto, y las áreas en las que se puede intervenir son muy diferentes. No obstante, cabe destacar que los factores de riesgo enumerados anteriormente actúan de forma conjunta: por tanto, es evidente que la eliminación, aunque sea total, de uno de ellos no supondría la eliminación total de los casos que se le atribuyen.
¿Cómo combatir el Alzheimer?
Se ha comprobado que la fosfatidilserina es el mejor tratamiento potencial para aumentar su rendimiento cognitivo y mantener su cerebro activo.
1. Haga actividad física
La actividad física oxigena la sangre y ayuda a las células nerviosas.
2. Evite los malos hábitos
Los fumadores tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Evite los malos hábitos; deje de fumar y reduzca al mínimo el consumo de alcohol.
3. Cuide su corazón
Lo que es bueno para el corazón también es bueno para el cerebro. Los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular y accidente cerebrovascular, como la obesidad, la hipertensión y la diabetes, también son factores de riesgo para el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Controle su peso, presión arterial, colesterol y azúcar en sangre.
4. Siga una dieta equilibrada
Alimentar su cerebro de la manera correcta ayuda a reducir el riesgo de enfermedad de Alzheimer. En particular, la dieta mediterránea ha demostrado ser increíblemente eficaz. Los alimentos útiles para consumir a diario y en cantidad son frutas y verduras (mejor si son de temporada), pan, pasta y cereales (más saludables y efectivos si son integrales), aceite de oliva, cebolla, ajo y especias para dar sabor a los platos, en lugar de sal. En resumen, coma menos grasas, como carnes rojas, embutidos, jamones y dulces, y más antioxidantes.